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 Caquita atómica  Qué 
miedo madre, qué miedooo...  Había 
oído hablar de liftings milagrosos, pero el de Jack Ryan es acojonante. Tras un 
tratamiento hipoalergénico a base de acelgas hervidas y chococrispis, el acartonado 
analista de la CIA, que se parecía un huevo a Harrison Ford (el otro se parecía 
a una bola de carne con pelos) regresa esta vez encarnado por Ben Affleck en "Pánico 
Nuclear".   La película trata de 
un grupo internacional de neonazis que pretende dominar el mundo. Para 
ello monta un complot con la intención de que los rusos y los americanos se den 
de tortas. Así que los tíos consiguen el uranio de una bomba nuclear israelí 
enterrada en los Altos del Golán (que es una zona cerca de Siria, no un equipo 
de baloncesto, ignorante) para fabricarse un pepino y lanzarlo donde caiga. 
Todo esto coincide con que el presidente de Rusia la palma por una sobredosis 
de Stolivsnaya ("Anticongelante" en eslavo) y ponen a uno nuevo.  Al 
cocherito leré  Como el tal Jack 
Ryan, hacía años, había hecho un trabajo para el cole sobre el nuevo presidente 
ruso y hasta la señorita Purificación le había dicho que estaba muy bien y que 
casi no se había salido de los bordes al colorearlo con las ceras, pues a Rusia 
que se lo llevan los de la CIA para investigar.  Cuando 
el ejército ruso bombardea con armas atómicas el pueblo checheno de Rebollo 
de los Oteros los americanos se mosquean, pero el mariquita de Ryan dice que no 
hay que enfadarse, que lo importante es el diálogo.  A 
partir de aquí estuve más atento a la pareja de adolescentes que se estaban magreando 
en la butaca de al lado y no me enteré de mucho. Creo que en algún momento alguien 
se deja el gas encendido, hay una explosión muy gorda y Morgan Freeman se monta 
un número de strip-tease sobre la barra de un burdel de camioneros 
de quitar el hipo. Aunque esto último tal vez lo haya soñado. Lástima que Liev 
Schreiber no salga más.   © 
humorenlared.com - Actualizado el 06-09-02  |