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               Más Adentro 
                que en las primeras filas no hay sitio... 
                   
              Una de las grandes favoritas para 
                concursar en los Oscars, "Mar adentro", el último 
                trabajo del enigmático y recién salido del armario 
                Alejandro Amenábar, cuenta la historia real de Ramón 
                Sampedro, un tetrapléjico que anheló durante gran 
                parte de su vida encontrar la vida en su propia muerte. 
              Amenábar tira de sus manidos 
                recursos cinematográficos para, de una historia digna de 
                telefilme, hacer una buena película que, sobre todo, será 
                recordada por el inmenso papel que hace Javier Bardem. Bardem, 
                que ya más bien parece un camaleón (igual 
                que Fernando Trueba, pero por motivos diferentes) de los personajes, 
                se mete en la piel de Ramón Sampedro. No lo hace literalmente, 
                que sería delito, si no gracias a una gran labor de maquillaje 
                y pote y, por supuestísimo, a sus dotes interpretativas. 
                 
              Sorprende también que Amenábar 
                se haya fijado en Belén Rueda para darle el importante 
                papel que la actriz de "Los Serrano" interpreta. 
                Parece mentira que aquella chica medio lela que salía en 
                "Vip noche" lo borde en este film. Algo bueno tenían 
                que hacer los Rueda, aparte del vino blanco de aguja. Miedo 
                me entra como la gran pantalla intente rescatar a Emilio Aragón 
                para protagonizar la epopeya de la isla Perejil. 
              Uno de los aciertos del film es que 
                la historia no se queda en un publi-reportaje a favor de la eutanasia 
                ni nada parecido. Eso se lo dejan a los anuncios de Corporación 
                Dermoestática. La película ahonda en el día 
                a día de un hombre atado a su cama por culpa de una 
                caída tonta. Lo cierto es que Mitch Buchanan y toda 
                la caterva de vigilantes de la cala podían haber hecho 
                algo más de lo que hicieron. Pero ya se sabe, cuando uno 
                está más preocupado en entrenar a equipos 
                de Dodgeball que en salvar vidas pasa lo que pasa. ¿Que 
                no sabes de qué te hablo? Vete a ver "Cuestión 
                de pelotas" y me cuentas. 
              Pero volvemos a la película 
                que nos atañe. El gran logro del film es que después 
                de tantas críticas en esta revista haya estado tentado 
                de hacer una medianamente seria. El poder del cine es grande. 
                Pero no tanto. Resumiendo. Una gran película. Pero que 
                no te cuenten el final, que te la joden entera. 
              © humorenlared.com 
                - Actualizado el 08-10-04 
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