La Pasión del Fistro
¡y menudo Cristo!
Hacía 12 años que Gibson tenía en mente este
proyecto. Habló con algunas productoras pero en cuanto éstas se enteraron
de que Mel quería rodarla en arameo, latín y hebreo le preguntaron respetuosamente
si había comenzado a pincharse. El bueno de Mel les comentó que él era más
de pegamento.
"La Pasión de Cristo" que tiene poco de pasión
y mucho de jodienda emocional significa la vuelta como director de Mel Gibson
después del exitazo que supuso la cachonda "Braveheart" y de la que
uno se acuerda mucho al ver "La Pasión". Una arriesgada película que ya se
ha ganado alabanzas y hostias por doquier y que pone a los más creyentes
al filo del infarto... y a las esquelas me remito.
Nuestro querido Martin Riggs consigue remover
nuestros viejos recuerdos de catequesis a través de un retablo mega
gore pero que, a la vez, resulta ser conmovedor como pocos e incluso para
muchos redentor. Porque cuando uno ve las duras imágenes de la tortura no
tiene la bola de vómito en la garganta ni nada parecido, sólo tiene
ganas de tirar de kleenex y berrear como una nenita. Otro punto a favor de
Gibson.
En la cabeza no
Pero el gran logro de Gibson está en presentarnos
a uno de los más humanos de los Jesucristos fílmicos (si exceptuamos,
claro, al Dafoe de Scorsese) y que la Iglesia no se mosquee por ello. Porque
nos lo enseña sufriendo como nunca, apaleado y escupido, embadurnado
en mugre y sangre, resaltando así el carácter sobrenatural del protagonista.
En el plano actoral, si Jim Caviezel no es en verdad el Mesías poco le falta
porque el tío lo borda como nadie. Una pena que los demás actores no sean
nada conocidos. Que los conoce su madre de puro milagro, vamos, pero
cumplen, sin más.
Y qué decir de la Bellucci, que ya la
pueden poner una boñiga como sombrero, sigue estando para hacerle un favor
y encima darle las gracias. Espero que la Thurman haya captado la indirecta.
© humorenlared.com - Actualizado
el 05-05-04
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