Nos va la
caña
rellena de crema
La violencia mola. Esta afirmación,
convenientemente descontextualizada por los gurús de la
comunicación, puede llevar a cualquiera a la trena. Ahora
veremos porqué no sólo no voy a ir a Alcalá-Meco,
sino que puede que me den el Nobel al Sobaco más putrefacto.
He dicho.
Artium de Vitoria. Soleada mañana
de Sábado, que invita a abrasar los lomos en la playa.
Eso es para blandos, yo me vengo a disfrutar de "esa
bonita ultraviolencia que tanto nos gusta" como dirían
en "La naranja mecánica". Una revisión
al concepto "violencia" vista a través del ojo
del artista. Parte propaganda, parte expresión de angustia.
Y también bastante denuncia.
Vehiculada por los grabados "Los
desastres de la guerra", de Goya, nos traslada desde
la reinterpretación del lenguaje común hasta la
degradación del ser humano a la categoría de animal.
Desde la experiencia violenta vivida en primera persona hasta
el frío ojo de la cámara. Un poco de reflexión,
una pincelada de chapapote, kilos de mala leche. La muerte
omnipresente como colofón a la vida y expresión
de poder absoluto. Desde que nacemos se nos empuja a respetar
al prójimo. Somos la única raza inteligente, la
única que no nace en camadas y no tiene que matar a sus
hermanos para sobrevivir, y la única capaz de provocar
su propia extinción. Viendo cómo nos tratamos
a nosotros mismos, no me extraña que no consigamos aguantar
al resto.
Echo en falta un poco de sadomaso
político: debates parlamentarios de 12 horas, spots
de propaganda electoral, la carrera fratricida de las Primarias...
No hay nada más violento para el ciudadano medio
que dos señores vestidos de Armani llamándose el
nombre del puerco desde un atril. Desde que me enteré que
el espectáculo lo paga el pueblo (nosotros) no me pierdo
ni un programa de "Parlamento". Hasta el 3 de
Octubre en Artium de Vitoria. Detalles en www.artium.org.
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- Actualizado el 23-06-04
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