Dos redactores del ABC, haciendo el editorial

Irreversible

Agáchate cabezón, que no veo nada

Sin tapujos. Tanto escándalo y tanto trajín. Teníamos que ir a verla. Así que saqué al karmarada Schweijk de la cámara criogénica (me pidió cinco minutitos más, pero el tiempo se nos echaba encima) y nos fuimos al cine.

Por el nombre, la película debía ser una comedia sobre un tipo que se compra una chupa que por fuera es de pana y por dentro como de felpilla. Osea, que nos íbamos a echar unas risas. Dios nos asista. Era francesa. Desasosiego y palpitaciones. El director era un tal Gaspar Noé (¿Fruto de una tórrida noche de Navidad entre Papa Noé y un rey mago?). Pensé que Monica Bellucci no podía compensar eso. Y para colmo habíamos llegado tarde, porque lo primero que vimos fueron los títulos de crédito.

Pero no. La peli es ansí. O eso, o entré en un bucle espacio-temporal cuando estaba en el water meando. Que también podría ser. Tras las letras empieza la peli. La cámara subjetiva se mueve más que una brasileña pasada de speed. Cuando uno de los protagonistas le revienta la cabeza a otro tipo con un extintor en un bar temático de gays calvos, empezamos a pensar que igual no salía ya Louis de Funes.

¿Por qué los franceses son así?

Después, la película vuelve para atrás. Como en "Memento" (si no la has visto, yo tampoco). Y a la mitad violan y apalizan a la Bellucci. En un paso subterráneo. Plano secuencia. Brutal. Tan delicado como pillarse los huevos con la tapa de microondas. Pero que pone los pelos como escarpias. Peor momento no podía haber elegido Schweijk para intentar ligarse a la acomodadora. Bueno, el pómulo hundido tampoco se le nota tanto. La catarsis es lo que tiene.

Luego otra vez para atrás. Antes del túnel. Fiesta de gente guapa que se mete mano y otras substancias. Conversaciones de franceses que no follan. Ternura. Mala baba. Otro salto atrás y un feliz comienzo del día de Monica y su novio (Cassel). Vida perfecta y envidiable. Schweijk entre la erección y la lágrima. Le doy un sugus y se calma. La que se os viene encima, chavalotes. Se encienden las luces y un señor de la última fila se está abrochando el cinturón. Eso es amor al cine. Una película para pensarla con los ojos y verla con las tripas. Muy recomendable. Digan lo que digan.

© humorenlared.com - Actualizado el 04-11-02

Volver al sumario

Más, en el nº 42 de KARMA dice: Ya en tu punto de venta