La gran orden del ojete galvanizado de Oriente. ¡Menudo impresentable!

Hijo, así nunca te echarás novia

Hacer el impresentable

Qué sería de las farras sin saber cómo hacer el impresentable en fiestas. El quehacer nocturno se convierte en arte, las gargantas en gargajos y la colonia en olor añejo. Aquí tienes el manual definitivo para dejarse ver, ser visto y perseguido por la justicia en menos que canta un jilguero amarillo, que es lo que se lleva ahora. Disfruten hoy que pueden, mañana, en su tumba, será tarde.

Lo malo de las fiestas populares ( qué manía pepera de acapararlo todo), es la incapacidad para la ubicuidad, esto es, lo que generan la ansiedad de no poder estar en todos los sitios, a todas horas, bebiendo todas las variedades de alcohol, bailando todas las canciones. Esto se sufraga con la asimilación de sustancias, léase lacasitos, bollos de mantequilla, polvos pica- pica... baratas y de ciego rápido.

Menudas pintas

Y para entrar en materia comencemos por el aspecto. El sombrero de paja, se ha convertido de mobutu propio en símbolo irredento del borracho medio. Ya sea versión "San Mi" o versión "Mamá no soy yo", no intentes salir de casa sin tu sombrero, porque si no, no serás rebajado a la categoría de escoria.
El pañuelo al cuello con un color distinto al del pueblo en cuestión, tarareando canciones de Paloma San Basilio, te diferencia del resto y te puedes ganar unas buenas ostias casi sin abrir la boca. El pantalón vaquero corto repleto de poluciones y las chanclas configuran el kit básico de patetismo máximo.

© humorenlared.com - Actualizado el 30-07-01